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08 June 2021

El juego libre para aprender



Cuando pensamos en aprender, rara vez pensamos en el juego libre. Tal vez nos venga a la mente un libro, un computador, un escritorio, un aula en silencio, un adulto que enseña… pero como seres humanos durante millones de años hemos aprendido de la misma manera: jugando. 

¿Qué es el juego libre?

De acuerdo con Peter Gray, experto académico en el tema del juego y el aprendizaje, existen 5 condiciones para que se de el juego. Aunque pueda parecer obvio, siendo que todos como humanos seguramente hemos jugado, entenderlas nos ayuda a comprender su importancia y también a distinguirlo de lo que no es realmente juego libre.

  1. Es auto-dirigido y auto-escogido: esto implica que los niños son quienes escogen a qué y de qué manera quieren jugar. No hay un adulto poniendo límites ni reglas, ni siquiera dando opciones o posibilidades.

  2. Es motivado por el medio más que por el fin. El objetivo del juego libre es jugar, no es desarrollar X o Y habilidad, ni siquiera es ganar. El hecho de que por medio del juego se obtengan habilidades emocionales, sociales y motrices, no hace que los niños se encuentren a jugar pensando en este fin.

  3. Es guiado por reglas mentales. Esto es, el hecho de que sea libre no quiere decir que no haya reglas implícitas, que serán puestas en palabras usualmente solo cuando alguien las transgrede. Por ejemplo, al jugar a luchar con palos, se entiende que no se pegará demasiado fuerte, ni en la cara, que se buscará siempre golpear el palo del oponente, que si el otro se cae, se suspende el juego hasta que se ponga de pie… 

  4. Incluye un fuerte elemento imaginativo. En un momento pueden estar en una selva llena de animales salvajes, luego en el espacio descubriendo una nave con aliens y justo después ser superhéroes salvando a una gran ciudad de la tragedia. 

  5. Ocurre en un estado mental activo más no estresante. Este es el estado mental en que el cerebro puede aprender mejor, cuando está estimulado y atento, pero sin el estrés de estar siendo evaluado y comparado. 

Hasta la invención de la escolarización hace aproximadamente doscientos años, esta era la manera en que la mayoría de niños aprendían. En tribus lejanas estudiadas, sigue siendo la actividad de los niños realizan la mayor parte de su tiempo, siempre y cuando no estén cubriendo alguna otra necesidad fisiológica. 

Hemos llegado a pensar que la única manera en que se da el aprendizaje es si alguien lo está impartiendo, mientras decimos al mismo tiempo que la experiencia es tal vez la única manera real de aprender. Creemos en la necesidad de que se “enseñe” constantemente cada habilidad y se tenga un cuidadoso registro del proceso de cada niño. Esta manera de entender la educación es, sin embargo, muy nueva y menos efectiva para las habilidades más significativas.

El juego para gestionar la realidad

Los niños no juegan para abstraerse del mundo, ellos juegan en el mundo, en su mundo, haciendo parte de él y adoptando los roles que necesitan aprender. Al jugar, gestionan sus habilidades para la realidad que se les está presentando, no para una idílica o inventada por algún agente externo.

En la segunda guerra mundial, los niños judíos jugaban a “los judíos y la gestapo”, a hacerle cosquillas a los muertos, a mentir, a golpear… estos juegos más que aumentar o dramatizar su realidad, les permitían desarrollar las habilidades para desenvolverse de la mejor manera posible en un mundo aterrador. Aún en los campos de concentración se jugaba.

En momentos violentos, los juegos se tornan violentos. Y esto no hace que los niños promuevan o crezcan para volverse ellos mismos seres violentos, pero sí les ayuda a gestionar sus emociones, a desarrollar las habilidades que necesitarán para sobrevivir en la realidad en la que se encuentran. 

¿A qué juegan los niños en una pandemia? ¿a qué juegan los niños cuando necesitan gestionar su ansiedad y su estrés? ¿qué pasa cuando estructuramos por completo el día de un niño ansioso o asustado y no le permitimos este espacio de aprendizaje esencial? ¿Qué hacemos como adultos cuando el mundo a nuestro alrededor se torna violento?

Los espacios de juego autodirigido son mucho más que una distracción. Son mucho más que socialización. El tiempo que pasan los niños haciendo lo que mejor saben hacer les dará muchas más herramientas de las que jamás les podremos mostrar, dirigir, explicar o ejemplificar. ​

 

Foto de Kampus Production en Pexels